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Opinión

9 Abr 2017

Autor:
Ana Zbona, El Centro de Información sobre Empresas y Derechos Humanos (CIEDH)

Entrevista con William Anderson, Vicepresidente para Asuntos Sociales y Medioambientales del Grupo adidas sobre la política empresarial de adidas sobre los/las defensores/as de los derechos humanos

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En la política, se hace referencia en ella a la definición de los/las defensores/as según las Naciones Unidas y se habla de los/las distintos/as defensores/as con que adidas está en contacto o es probable que lo éste (como se explica en la política, “[n]ormalmente, se consideraría defensores de los derechos humanos a los organizadores sindicales, los grupos de interés medioambientales, los activistas de los derechos humanos y los defensores de los derechos laborales”). En la política también se reconocen los riesgos que corren los/las defensores/as y los factores que los generan (como se explica en ella, “los riesgos que corren los/las defensores/as adoptan múltiples formas – son físicos, psicológicos, económicos y sociales; suponen una interacción de múltiples factores – mala gobernanza, ausencia de Estado de derecho, intolerancia, tensiones por cuestiones de desarrollo, etc.– y pueden estar provocados por distintos agentes, tanto privados como estatales). Se examinan en la política las expectativas de adidas respecto de sus proveedores (“esperamos que nuestros socios comerciales sigan la misma política; no deben impedir las acciones legales de los defensores de los derechos humanos ni restringir su libertad de expresión, su libertad de asociación ni su derecho de reunión pacífica”) y se explica por qué los/las defensores/as son especialmente importantes para Adidas. Se reconocen los crecientes llamamientos que se hacen a las empresas para que participen en la protección de los/las defensores/as, mencionando la recomendación del relator especial de la ONU sobre la situación de los/las defensores/as de que tanto los Estados como las empresas desempeñen una función activa a la hora de apoyar y promover la función de los/las defensores/as que trabajan en sus sectores, lo que debe incluir, por ejemplo, denunciar los casos en que se ataque a los/las defensores/as por su trabajo sobre la rendición de cuentas de las empresas. La política ofrece ejemplos de acciones específicas que Adidas ha emprendido o podría emprender para apoyar y proteger a los/las defensores/as. Entre ellos figura el contacto constructivo con los/las defensores/as sobre cualquier asunto que esté relacionado con sus operaciones o su cadena de suministro, pero también elevar peticiones a gobiernos, sola o en concierto con otros actores, cuando adidas considera que los derechos y libertades de los/las defensores/as con los que está en contacto han sido vulnerados por las actividades del Estado o sus agentes. En la política, adidas promete emprender acciones directas cuando haya indicios claros de que sus socios empresariales han vulnerado los derechos de los/las defensores/as de los derechos humanos.

CIEDH: Que nosotros sepamos, adidas es la única empresa que ha publicado una política específica sobre los/las defensores/as. ¿Cómo es que decidió que debía tener una política sobre los defensores de los derechos humanos?

William: Ha sido un recorrido muy largo, y es la culminación de muchas experiencias distintas como empresa. Ha estado impulsado por ideales internos de liderazgo, en torno a la transparencia y la relación con las partes interesadas, las expectativas de las partes interesadas y las intervenciones en casos concretos.

A lo largo de los últimos 20 años hemos venido ocupándonos de manera habitual de casos que nos presentaban sindicatos y grupos de la sociedad civil, que nos pedían que abordáramos los conflictos que surgían entre trabajadores y proveedores o con los gobiernos. En respuesta a ello, elaboramos planteamientos internos del mejor modo de intervenir, cuando se produce, digamos, una huelga o un enfrentamiento. Por ejemplo, cuando se declara una huelga a gran escala, nos comprometemos a hablar con el gobierno local y el proveedor para intentar minimizar toda acción de aplicación de la ley o mantenimiento del orden que empeore la situación. Lo hemos hecho muchas veces y en muchos países distintos, especialmente en algunos donde el Estado de derecho es frágil. También entablamos relaciones de cooperación con organizaciones no gubernamentales (ONG) locales para contar así con su perspectiva y con su apoyo.

El recorrido ha sido largo, pero en la elaboración de nuestro enfoque no hubo rodeos, porque estuvo fundada en años de práctica acumulada y relaciones positivas.

Nuestro enfoque de los derechos humanos dio un salto cualitativo cuando se eligió a China para acoger los Juegos Olímpicos de Verano de 2008. Nos seleccionaron como patrocinador local, y durante los preparativos de los Juegos estuvimos muy en contacto con la comunidad de defensores tanto en la República Popular China como en el ámbito internacional. Y con el aumento de la preocupación por las libertades civiles en China, las ONG internacionales nos abordaron con cuestiones de mucha más envergadura que los diversos problemas de derechos laborales que se nos planteaban normalmente en relación con nuestra cadena de suministro.

La sociedad civil nos desafiaba a intervenir en asuntos de geopolítica, como Sudán y la política exterior de China, las peticiones de libertad para el Tíbet, etc. Así que tuvimos que adoptar una perspectiva mayor y determinar qué podíamos hacer con respecto a esos asuntos.

Si nos fijamos ahora en nuestro enfoque de los/las defensores/as de los derechos humanos, vemos que es una suma de esas experiencias, una combinación de políticas que habíamos elaborado ya, como, por ejemplo, nuestra política de gestión de la acción de huelga, así como un resumen de otros principios operativos y prácticas. El recorrido ha sido largo, pero en la elaboración de nuestro enfoque no hubo rodeos, porque estuvo fundada en años de práctica acumulada y relaciones positivas.

CIEDH: ¿Hubo tensiones internas al elaborar esta política?

William: Yo trabajo en Asuntos Sociales y Ambientales, una unidad especial del Departamento Jurídico y de Cumplimiento del Grupo adidas. Como empresa, aspiramos siempre a la excelencia técnica, y como especialistas se nos ha encomendado impulsar los enfoques, la política y las respuestas adecuados y estamos facultados para tomar medidas con tal fin. Nuestra política sobre los/las defensores/as de los derechos humanos describe nuestro enfoque como departamento, basado en años de relaciones con grupos de la sociedad civil, incluidos responsables sindicales, así como con gobiernos. Y como departamento responsable de las relaciones con las partes interesadas y los procesos de garantía social y ambiental de la empresa, nuestro enfoque se ha convertido en la postura empresarial. Así que, en resumen, yo diría que no ha sido difícil internamente conseguir que se adopte y apoye este enfoque. En gran medida, se trata de comunicar lo que hacemos a un público mayor.

CIEDH: ¿Por qué decidieron no incluir un catálogo más específico de acciones en la política?

William: Muchas de las acciones específicas están ya recogidas en nuestra Guía Laboral y figuran en nuestra capacitación de proveedores. La política sobre los/las defensores/as es sólo una descripción a nivel superior de nuestro enfoque a los motivos de preocupación de la comunidad de partes interesadas en general y de los/las defensores/as en particular.

CIEDH: ¿Hay algún ejemplo de acción que adidas haya emprendido recientemente de conformidad con su política empresarial sobre los/las defensores/as?

William: Las situaciones más difíciles son aquellas en que los gobiernos intervienen directamente en el caso, cuando no es ya un problema interno o una disputa entre los representantes de los trabajadores y su empleador. Por ejemplo, cuando hay huelgas a gran escala suelen intervenir el gobierno local y los organismos encargados de hacer cumplir la ley. Si hay conflictos y detenciones, puede ocurrir que un fiscal local presente cargos. Y cuando hay procesamientos, por ejemplo de líderes sindicales, nuestra influencia es mucho menor y las intervención empresarial cuesta mucho más.

En 2016, en Vietnam, se detuvo a dos activistas de los derechos laborales tras una reunión con trabajadores recién despedidos. Por nuestra parte, nosotros escribimos al gobierno. Queríamos que supiera que estábamos siguiendo el caso y que los trabajadores tenían verdaderos motivos de queja y los defensores de los derechos humanos habían actuado legal y pacíficamente.

En 2016, en Vietnam, se detuvo a dos activistas de los derechos laborales tras una reunión con trabajadores recién despedidos. La reunión tuvo lugar en la comunidad local. Los trabajadores habían perdido su empleo debido a un incendio, que había destruido gran parte de la zona de producción de uno de nuestros proveedores. La detención de los/las defensores/as era algo sobre lo que nadie podía hacer nada; de hecho, la fábrica ni siquiera sabía que los empleados despedidos se habían puesto en contacto con un grupo de defensa. Por nuestra parte, nosotros escribimos al gobierno. Queríamos que supiera que estábamos siguiendo el caso y que los trabajadores tenían verdaderos motivos de queja y los/las defensores/as habían actuado legal y pacíficamente. También pusimos de relieve el diálogo de la fábrica con las autoridades laborales, que estaban ya interviniendo activamente en el caso. Los/las defensores/as estuvieron detenidos sólo brevemente, y cuando nosotros reaccionamos ya habían sido puestos en libertad, pero aun así queríamos que el gobierno supiera que sus acciones no habían servido de nada.

¿Hubo alguna reacción del gobierno a su intervención en favor de los activistas?

William: No hubo respuesta directa a nuestra carta, pero supimos por otro lado que se estaba prestando más atención al caso y había más altos cargos del Ministerio de Trabajo dispuestos a abordar los motivos de queja de los trabajadores. Por nuestra parte, queríamos que el gobierno local supiera que estábamos prestando atención al caso y nos habíamos comprometido a conseguir que los trabajadores y los/las defensores/as de los derechos laborales que los apoyaban tenían protegidos su derechos.

CIEDH: ¿Cómo trabajan con otras empresas en este tipo de casos? ¿Cooperan en la protección de los activistas?

William: Tendemos a trabajar en múltiples frentes: mantenemos relaciones con los gobiernos, con ONG y, por supuesto, con otras marcas, así como con la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y otros organismos de la Organizacion de Naciones Unidas (ONU). El grado de intervención y participación depende a menudo de que la otra marca tenga capacidad local, es decir, personal sobre el terreno. Las marcas pequeñas, por ejemplo, pueden depender totalmente de auditorías de terceros, que son sus “ojos y oídos” en materia de derechos laborales. Las marcas con programas muy maduros y equipos internos grandes tienden a ser las que más participan y a trabajar en estrecha colaboración.

CIEDH: ¿Sería de utilidad que otras marcas tuvieran también políticas sobre los/las defensores/as de los derechos humanos?

William: Es importante que las marcas tengan claro cuándo y cómo actuar con respecto a los/las defensores/as de los derechos humanos. La mayoría de las marcas se han dado cuenta de que las expectativas de las partes interesadas han crecido en los últimos años y lo reconocen. Y es en este sentido en el que está bien tener una política que defina cómo gestionar las expectativas de la sociedad civil, qué intervenciones cabe considerar hacer y cómo alinearse con las partes interesadas internas.

Es importante que las marcas tengan claro cuándo y cómo actuar con respecto a los/las defensores/as de los derechos humanos.

Algunos asuntos, especialmente si son muy locales, pueden resolverse con rapidez colaborando con las partes interesadas apropiadas, mientras que otras situaciones pueden ser más inestables y menos fáciles de gestionar, especialmente si interviene el gobierno central o la política del Estado. Es importante comprender cómo reaccionarán las distintas partes a los distintos tipos de intervención. Hay veces en que una declaración pública u otras acciones de una marca pueden resultar contraproducentes y ser consideradas simplemente como una “injerencia extranjera”.

En Asia el contexto es increíblemente importante. Hay que saber cultural y socialmente cómo piensa y actúa la gente y con qué conducta se podría lograr el mejor resultado. En algunos casos, una conversación a puerta cerrada con el funcionario adecuado podría ser cinco veces más eficaz que la revelación pública del asunto.

CIEDH: ¿Por qué decidieron difundir públicamente su política sobre los/las defensores/as?

William: Publicamos el enfoque en 2016 porque iba a salir el indicador empresarial en derechos humanos, donde se trataba este tema en una de las preguntas. La publicación está también está también estrechamente alineada con nuestra postura general sobre la transparencia: comunicamos y explicamos abiertamente nuestro programa de sostenibilidad y nuestras políticas de derechos humanos.

CIEDH: ¿Hay margen para que las empresas trabajen en grupos para proteger a los activistas y las libertades civiles?

William: Sí, pero hay que ser selectivo. Las empresas occidentales se sienten menos restringidas y suelen estar más dispuestas a trabajar juntas, especialmente si son marcas orientadas a los consumidores o si son del mismo sector industrial.  Si se va a intervenir o a expresar una postura, siempre es mejor actuar pronto. Por ejemplo, en Camboya, en 2014, cuando la policía antidisturbios disparó contra los trabajadores, contactamos y sondeamos a un reducido número de otras marcas y en cuestión de días preparamos y emitimos una carta conjunta al gobierno. Había mucha urgencia y queríamos que se nos escuchara.

Las empresas occidentales se sienten menos restringidas y suelen estar más dispuestas a trabajar juntas, especialmente si son marcas orientadas a los consumidores o si son del mismo sector industrial.

A veces la acción conjunta de múltiples marcas puede tardar muchas, muchas semanas en producir un resultado. Y cuanto mayor es el número de marcas participantes más difícil es conseguir consenso. Y puede ocurrir también que algunas empresas sólo estén dispuestas a actuar si forman parte de una gran coalición o que sólo expresen sus opiniones a través de organizaciones de miembros: les reconforta formar parte de un colectivo.

Por mi experiencia, las empresas asiáticas están por lo general menos dispuestas a colaborar o actuar conjuntamente en temas sensibles, como los derechos humanos.

CIEDH: ¿Hay casos de “reducción del margen de acción civil” a los que estén prestando ahora mismo especial atención?

William: Tenemos asociaciones activas con ONG de China que hacen capacitación en representación laboral y procesos de negociación colectiva. Nos preocupa cómo va a afectarlas el nuevo sistema de registro y aprobación oficial, especialmente con el aumento de la investigación de antecedentes por parte del departamento de seguridad pública. Somos muy conscientes de la mayor sensibilidad del gobierno a los temas de derechos humanos y laborales. Así que mantenemos contacto activo con cada socio para saber cómo se verá restringido por la política del gobierno.

En India parece que la reducción del margen de acción civil está afectando principalmente a las entidades que reciben fondos internacionales. No tenemos aún un panorama completo de la situación, pero estamos atentos a la nueva legislación y al modo en que afectará a las ONG asociadas con nosotros, en particular con respecto al pago de servicios.

CIEDH: ¿Cuán importante es para adidas la relación con esas ONG y cómo le afecta la reducción de su margen de acción?

William: Apreciamos mucho nuestras relaciones con ONG: son un grupo decisivo de partes interesadas, que suelen proporcionarnos perspectivas singulares e independientes de las condiciones de trabajo y los intereses de los/las trabajadores/as. Actúan también como socios clave en el cumplimiento de nuestros programas de empoderamiento laboral, y en algunos países gestionan nuestros canales de queja para los/las trabajadores/as. Cuando los gobiernos reducen el margen de acción de la sociedad civil y restringen la libertad de expresión, los efectos de ello en los mecanismos locales de apoyo y los canales de comunicación con los/las trabajadores/as pueden ser muy perjudiciales. Puede tener también terribles efectos en la libertad de asociación y en la representación sindical, que son esenciales para una relaciones industriales saludables.

CIEDH: ¿Sería útil que las marcas internacionales se opusieran colectivamente a la “reducción del margen de acción civil” en ciertos países, como China?

William: Con respecto a China, nos hemos dirigido al gobierno alemán, y en virtud de nuestra pertenencia a la Asociación para el Trabajo Justo hemos expresado también preocupación por la detención de los/las defensores/as ante el Departamento de Estados de Estados Unidos. Sobre estas cuestiones, creo que sólo habrá cambio a través de la presión de pares en los niveles más altos del gobierno.

Lo cierto es que la labor empresarial de defensa es mejor dirigirla a donde cause verdadero impacto y tenga algo de dominio o influencia.

CIEDH: Por último, ¿por qué es la voz de las marcas internacionales importante para proteger a los/las defensores/as de los derechos humanos?

William: Hace bastantes años hubo en China una huelga en uno de nuestros proveedores por contrato. Comenzó con unos cuantos trabajadores que se manifestaron a la entrada de la fábrica. Los habían despedido y querían recuperar su puestos. La fábrica estaba en la zona económica franca, y el personal local de seguridad decidió intervenir. Se produjo un enfrentamiento. A raíz de ello, la totalidad de la fuerza de trabajo de la planta salió en apoyo de los trabajadores heridos y emprendió una marcha por la carretera. Las autoridades provinciales respondieron ordenando a la policía detener a los manifestantes por obstaculizar una vía pública. Aunque la situación se agravó rápidamente, la intervención de adidas ante el gobierno provincial – al que explicamos la causa básica de las protestas y la mala gestión de la situación por la autoridad de la zona – posibilitó que los trabajadores detenidos quedara en seguida en libertad.

Las empresas pueden ser una fuerza positiva, al garantizar y hacer valer los derechos.

Cuando las marcas están dispuestas y tienen acceso al gobierno, especialmente cuando mantienen buenas relaciones con las autoridades locales, se pueden obtener resultados positivos. Las empresas pueden ser una fuerza positiva, al garantizar y hacer valer los derechos.