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Opinión

9 Abr 2017

Autor:
Ana Zbona, El Centro de Información sobre Empresas y Derechos Humanos (CIEDH)

Entrevista con Lea Rankinen, ‎Vicepresidenta para Sostenibilidad y Responsabilidad Social Corporativa de S Group

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CIEDH: ¿Podría explicar cómo fue el proceso de contacto con Andy Hall y qué cambios internos supuso para su empresa?

Lea: Fue un viaje de cuatro años de duración. Desde que se presentaron los principios de Ruggie en 2011 han cambiado muchas cosas para nuestra empresa: en 2012 emprendimos una nueva estrategia de responsabilidad social corporativa (RSC): la transparencia pasó a ser la piedra angular de ella, y decidimos que teníamos que potenciar más la vigilancia de nuestra cadena de suministro, saber exactamente de dónde procedía nuestra materia prima. Cumplíamos ya antes estrictos principios éticos en nuestras adquisiciones , además; teníamos requisitos de RSC en nuestros contratos, y desde 2005 somos miembros de Business Social Compliance Initiative - BSCI (Iniciativa de Cumplimiento Social de la Empresa) y aplicamos un sistema de auditoria externa, pero sabíamos que teníamos que llegar a niveles más bajos aún de la cadena de suministro. Entonces apareció el informe Finnwatch de 2013, y eso nos llevó a examinar niveles aún más bajos, nos hizo pensar: “¿Cómo mitigamos los efectos negativos en el conjunto de nuestra cadena de suministro?” Después, implementamos cambios en el plano operativo, estratégico y asociativo.

En el plano operativo, comenzamos a hacer encuestas periódicas a nuestros proveedores del nivel 1, para comprobar cómo aplicaban y vigilaban nuestros principios de responsabilidad corporativa en sus cadenas de suministro con subproveedores: ahora planteamos la pregunta a nivel más bajo aún de la cadena de suministro, para vigilar si nuestros proveedores van en la buena dirección. También hemos aclarado los requisitos de responsabilidad social corporativa con respecto a la compra de materia prima en nuestros contratos de compra.

Si queremos de verdad ejercer responsabilidad social corporativa, las cadenas de suministro tienen que ser más cortas y más transparentes.

En el plano estratégico, hemos decidido tender a acortar nuestra cadena de suministro y aumentar aún más la transparencia. Con cadenas de suministro más cortas es más fácil evaluar los riesgos, la vigilancia es más sencilla, más directa; hay menos intermediarios. Normalmente podría haber muchos actores distintos; hay cuatro o cinco eslabones, agentes, etc. Lo que nos planteamos ahora es: “¿Cómo podemos acortar nuestra cadena de suministro?” Si queremos de verdad ejercer RSC, las cadenas de suministro tienen que ser más cortas y más transparentes.

En el plano asociativo, hemos delimitado nuestro plan de sostenibilidad para crear un modelo especial en áreas de riesgo muy alto a fin de promover además los derechos humanos con auditorías, incorporando en él la asociación con ONG.

CIEDH: En un blog reciente dijimos que el caso de Andy Hall muestra lo mejor y lo peor de la conducta de las empresas en materia de libertades civiles. Por “lo peor ” entendemos la postura agresiva de Natural Fruit y sus acciones judiciales contra Andy tras la publicación del informe Cheap Has a High Price, que vinculaba a la empresa con abusos contra los trabajadores migrantes. Con “lo mejor” nos referimos al depósito de la fianza de Andy por la Asociación Tailandesa de Alimentos Congelados y la Asociación Tailandesa de la Industria Atunera, y, por supuesto, al apoyo público y al testimonio de S Group a favor de Andy. ¿Qué le parece?

Lea: Sí, yo también lo veo así. Es interesante considerar la situación desde la perspectiva de “lo peor y lo mejor”: la situación en Tailandia con los proveedores nunca fue perfecta, siempre había algo que mejorar; pero tras el informe de Finnwatch hemos visto muy buenas reacciones al caso, las mejores, y también las peores: tras el informe, algunos de los proveedores han mejorado mucho, por ejemplo Thai Union – ha hecho grandes avances y se ha mostrado muy abierta al diálogo; quiere ser líder e intentar resolver los problemas conjuntamente – Pero Natural Fruit, que estaba en un nivel inferior de nuestra cadena de suministro, no era nuestro proveedor directo, optó por reaccionar de otro modo. Cuando nos reunimos por primera vez con representantes de Natural Fruit hace tres años, al principio tratamos de convencerlos de que entablaran un diálogo abierto con las partes interesadas, les aseguramos que no íbamos a irnos a ninguna otra parte, pero les dijimos que tenían que permitir auditorías externas. Les explicamos que era necesario porque teníamos que tranquilizar a los clientes finlandeses, de cuya confianza dependemos [...]. Pero no quisieron hacer nada de eso, así que tuvimos que dejar de trabajar con ellos.

Cuando nos reunimos por primera vez con representantes de Natural Fruit hace tres años, al principio tratamos de convencerlos de que entablaran un diálogo abierto con las partes interesadas, les aseguramos que no íbamos a irnos a ninguna otra parte, pero les dijimos que tenían que permitir auditorías externas. Pero no quisieron hacerlo, así que tuvimos que dejar de trabajar con ellos.

El juicio de Andy dura ya muchos años, y con el juicio también ha ocurrido lo mejor y lo peor. Para nosotros, ha dado lugar a mayor diálogo con las partes interesadas y a un montón de acciones nuevas en favor de Andy. Nuestro testimonio fue uno de los mayores cambios; no había precedentes de que una empresa testificara en favor de un defensor y esperamos que lo hagan también otras empresas. Decidimos hacerlo porque Andy nos lo pidió y pensamos que teníamos información valiosa. Pero el resultado no fue como esperábamos: Andy fue declarado aún culpable en virtud de la ley de delitos informáticos. Nos preocupa que este resultado refuerce la actitud de los proveedores que piensan como Natural Fruit: pondrá en peligro nuestro trabajo de RSC y nuestro abastecimiento responsable, si los proveedores no están dispuestos a cooperar y si creen siempre que pueden demandar a cualquiera que los audite o los investigue. Si son cada vez más los que reaccionan así, es un peligro. Las decisiones así reducen el margen de acción de los/las defensores/as y las asociaciones para ejercer la libertad de expresión. Si se amenaza así la libertad de expresión incluso de las asociaciones y los defensores internacionales, ¿cómo van a creer los trabajadores de las fábricas que ellos puedan decir nada? ¿Cómo vamos a confiar en que los trabajadores de las fábricas hablen abiertamente en las auditorías? 

CIEDH: Dice que al principio trataron de convencer a Natural Fruit de que cooperara y que les dijeron que no se preocuparan. ¿Dio Natural Fruit alguna razón de por qué se oponía a las auditorías externas u ofreció alguna otra explicación de su conducta?

Lea: Sí, intentamos tranquilizarlos. Pensábamos que era importante que supieran que, cualesquiera que fueran las conclusiones de los auditores externos, no íbamos a irnos, que sabíamos que podían no estar conformes en seguida, que lo importante era tener una meta común de mejorarse [...] Pero no, no nos explicaron sus razones.

CIEDH: En general, ¿pueden mejorarse los sistemas de auditoría externa para explicar la reducción del margen de acción civil? En su opinión, ¿qué se puede hacer para conseguir que los trabajadores hablen abiertamente? ¿Por qué son los/las defensores/as de los derechos humanos –activistas, periodistas y otros– importantes en esto?

Lea: Utilizamos sistemas globales de auditoría; son la herramienta más eficaz que tenemos por ahora. El informe de Finnwatch nos mostró que era necesario que conociéramos mejor lo que pasa con los subproveedores, así que hicimos cambios y, como dije, ahora enviamos periódicamente formularios exhaustivos a nuestros proveedores para comprobar cómo aplican y vigilan nuestros principios de responsabilidad corporativa en sus cadenas de suministro con los subproveedores. Pedimos información en niveles aún más bajos de la cadena de suministro para intentar hacernos una idea más clara. Como ya dije, esto está animando a algunos proveedores a hacer más esfuerzos que antes para ser transparentes y dar muestra de liderazgo. Pero aun así, si en un país ocurren cosas así – que una organización haga una investigación y exponga problemas pendientes y entonces haya un juicio y lo pierda – se reduce el margen de acción de la sociedad en general para ejercer la libertad de expresión y se silencia aún más a los trabajadores, con lo que somos menos capaces aún de hacernos una idea real de lo que ocurre en las fábricas.

CIEDH: Tras la publicación del informe, ¿cómo fue el proceso de contacto con Andy, con los trabajadores migrantes, con el gobierno tailandés y con los proveedores por igual? ¿Que funcionó bien?

Lea: El informe salió en 2013. Junto con el proveedor finlandés que compraba la materia prima decidimos inmediatamente viajar juntos a Tailandia para ver a Andy Hall, a los trabajadores migrantes y a los proveedores de materia prima, incluida Natural Fruit. Antes de ir nos pusimos en contacto con la embajada tailandesa en Finlandia y con la embajada finlandesa en Tailandia.

Una vez en Tailandia, nos reunimos primero con Andy y con los trabajadores migrantes, ante de ver a los proveedores o las autoridades del gobierno. Era muy importante, porque normalmente la gente de negocios va a ver primeramente a los proveedores, y pueden verlo fundamentalmente como una negociación comercial.

Una vez allí, nos reunimos primero con Andy y con los trabajadores migrantes, ante de ver a los proveedores o las autoridades del gobierno. Yo me había puesto en contacto con Andy antes, a través de Finnwatch, pero fue la primera vez que nos vimos en persona. Consultamos con él de antemano si podíamos reunirnos con los trabajadores migrantes en general. Dijeron que sí, así que nos reunimos con el Sindicato de la Red de Derechos de los Trabajadores Migrantes. Era muy importante, porque normalmente la gente de negocios va a ver primero a los proveedores, y pueden verlo fundamentalmente como una negociación comercial. Pero nosotros fuimos primero a los trabajadores para ver lo que estaba pasando. Teníamos la posibilidad de hablar con ellos directamente y queríamos saber qué dificultades encontraban al llegar a Tailandia.

Otra cosa importante era que íbamos un grupo y que nuestros comerciales, lo que se ocupan de todo, estaban allí.

Después nos reunimos con representantes de distintos ministerios tailandeses, incluidos los de Comercio y Trabajo. Les contamos lo que habíamos descubierto hablando con los trabajadores migrantes y los proveedores e intentamos resumir su función. Luego entablamos un debate general sobre por qué estos asuntos son tan importantes, dado que afectan a la confianza de los consumidores.

CIEDH: ¿Cómo era el diálogo con el gobierno tailandés en ese momento?

Lea: El diálogo era bueno en ese momento: resumieron los proyectos que estaba poniendo en marcha y dijeron que conocían la situación, que querían trabajar en los problemas de los salarios y en protocolos para los trabajadores migrantes. Pero también hablaron de la legislación laboral tailandesa, y nuestro punto de vista era que queríamos que nuestros proveedores se atuvieran a las normas internacionales y a vigilancia externa. Una vez iniciado el proceso contra Andy, no mantuvimos ningún diálogo directo con el gobierno tailandés.

CIEDH: ¿Cómo llegaron al extremo de testificar ante el tribunal en favor de Andy?

Lea: En 2014 añadimos nuevos requisitos a nuestros contratos, y en 2015 participamos en Finlandia en una mesa redonda para crear la perspectiva finlandesa conjunta de la aplicación de los principios de Ruggie en todas las cadenas de suministro empresariales. En 2015 determinamos, junto con el Ministerio de Asuntos Exteriores y de Empleo y con algunas empresas y ONG finlandesas destacadas, cuál era el grado de diligencia debida necesario para aplicar los principios de Ruggie. Asumimos esos compromisos muy en serio – si ponemos nuestro nombre en un documento de ese tipo, tiene que ser un asunto de alto nivel en nuestra empresa – y luego distribuimos esos documentos en nuestra empresa, lo que aumentó la concienciación. En 2016, Andy nos preguntó si testificaríamos, y decidimos que sí, porque nos parecía que teníamos toda la información necesaria para hacerlo. El vicepresidente de Abastecimiento, Jari Simolin, estaba dispuesto a hacerlo. Para nosotros, los derechos humanos son de alta prioridad, y él sabía cuál era nuestro papel y el suyo y la importancia de este caso.

CIEDH: ¿Qué piensa de la decisión del tribunal?

Lea: Estuve en el juicio, pero demás está decir que no soy abogada ni experta en el sistema judicial tailandés. No puedo juzgarlo, pero dijimos al tribunal lo que estaba ocurriendo realmente, así que me cuesta entender el resultado. Pero no quiero especular.

CIEDH: ¿Hubo intervención de la UE y finlandesa ante el gobierno tailandés después de eso?

Lea: La embajada finlandesa en Tailandia se mostró muy activa durante el juicio. Estuvimos siempre en contacto con ella en las distintas fases del juicio; nos tenía informados. En 2016, estuvimos en Bangkok en julio: Jari, nuestro abogado y yo. Cuando estuvimos allí en verano el embajador finlandés estaba en el juicio todo el día. La cooperación era muy buena.

CIEDH: Es un buen ejemplo de cómo pueden distintos sistemas de protección trabajar en colaboración. ¿Y qué me dice de otras empresas, gobiernos u ONG? ¿Qué margen hay para que empresas, ONG y gobiernos trabajen en colaboración para proteger a los defensores?

Lea: La sentencia se dictó en septiembre, y poco después Andy vino a Helsinki, e inmediatamente después organizamos una mesa redonda con Andy y Finnwatch. Fue el momento oportuno. Invitamos a políticos y ONG finlandeses a hablar de: “¿Qué tipo de influencia podemos tener? ¿Qué podemos hacer a continuación?” Asistió una parlamentaria europea nuestra, trabajadora gubernamental, que estaba entusiasmada y preguntó cómo podía ayudar el Parlamento Europeo. Y entonces ocurrió todo muy deprisa: nos invitaron al Parlamento Europeo para exponer esto; tuvimos muchas reuniones, entrevistas, y el Parlamento aprobó la resolución sobre el caso de Andy; la comisaria europea de Comercio, Cecilia Malmström, dirigió un importante comunicado a los tailandeses en el sentido de que no subestimaran a los consumidores europeos, que no querrán comprar productos implicados en violaciones de derechos humanos, y luego, en noviembre, fui a Ginebra a hablar en el Foro de la ONU sobre las Empresas y los Derechos Humanos sobre lo que las empresas pueden hacer proteger las libertades civiles y a los/las defensores/as.

CIEDH: ¿Cuál es la situación actual?¿Tienen pensado Andy y ustedes dar algún paso?

Lea: Andy no está en Tailandia, así que ahora tenemos que decidir si vamos a continuar cooperando con la Red de Derechos de los Trabajadores Migrantes en Tailandia y cómo vamos a hacerlo. Junto con Business Social Compliance Initiative, estamos considerando qué tipo de proyectos conjuntos podemos tener en Tailandia para aumentar el nivel de las políticas de contratación. Hay buenas y destacadas empresas tailandesas, como Thai Union, así que se están produciendo cambios internos sobre el terrero, pero tenemos que continuar con el trabajo y el diálogo con los proveedores en posible asociación con otras empresas.

CIEDH: ¿Les sirvieron también como empresa las acciones que emprendieron en apoyo de Andy? ¿Tuvieron sentido desde el punto de vista empresarial? Para su modelo de negocio, la confianza de los consumidores finlandeses es muy importante, así que es probable que influyera en su motivación para actuar. No obstante, en épocas de tensión económica los consumidores optan a menudo por productos menos caros y no se preocupan tanto, así que ¿qué pasaría si los consumidores no se preocuparan tanto? ¿Actuarían ustedes todavía como lo han hecho? En el caso de las empresas no orientadas a los consumidores, ¿qué podría motivarlas para actuar?

Lea: Sí, para nosotros es importante que nuestros clientes vean que trabajamos de manera responsable, que vemos las cosas desde una perspectiva más amplia. Estamos midiendo la confianza de los consumidores y va en aumento, porque ven que trabajamos de manera responsable. Para el público finlandés, este asunto ha sido muy importante: hay mucha gente que conoce el caso de Andy Hall. Toda esta situación ha resultado positiva para nosotros debido a nuestras acciones y a nuestra comunicación abierta y franca.

Pero en general, para las empresas, se trata de buena gestión de riesgos en cualquier caso, incluso si no están orientadas a los consumidores. No creo que a nadie le alegre que se descubran cosas así, y todo sale en algún momento. Vivimos en un mundo rápido y transparente, así que las empresas tienen que establecer procesos para que no haya sorpresas.

Toda esta situación ha resultado positiva para nosotros debido a nuestras acciones y a nuestra comunicación abierta y franca.

Hay también una pregunta a la que debe responder cada empresa: “¿Estás sólo tratando de gestionar riesgos o ambicionas algo más?” No hay ganancias fáciles ni rápidas. Es un trabajo a largo plazo. Con los derechos humanos, tenemos que "conducir con las luces largas”. Si ambicionas algo más, entonces hay que planear medidas proactivas. Entonces tampoco habrá sorpresas.

CIEDH: El interés para los líderes empresariales de promover mayor margen de acción para la sociedad civil no siempre es evidente a primera vista, porque la reducción del margen de acción de la sociedad civil puede no afectar directamente a su negocio básico a corto plazo. ¿Son la defensa y la promoción de los derechos humanos importantes para su empresa desde el punto de vista estratégico?

Lea: Para nosotros, está ya claro, al nivel estratégico: queremos promover los derechos humanos en las cadenas globales de suministro. Está en nuestro programa público de sostenibilidad: queremos no sólo respetar, sino también promover los derechos humanos, emprender acciones. Lo que hicimos el año pasado: hubo auténticas acciones. Son los defensores de los derechos humanos quienes hacen este trabajo sobre el terreno, quienes proporcionan la información valiosa sobre la situación actual. Claro que tenemos sistemas de vigilancia, pero necesitamos otros sistemas. Son ellos quienes trabajan allí, así que vuelvo a donde empecé: si ellos no pueden hacer preguntas, "¿Cómo va a poder hacerlo nadie en la sociedad?". Así es como establecí el enlace. La vigilancia externa es esencial – pero no estamos allí todo el tiempo, los auditores no están allí todo el tiempo – pero las organizaciones de la sociedad civil sí, y podrían tener más información y ver el deterioro o el progreso que se estén produciendo.

La vigilancia externa es esencial – pero no estamos allí todo el tiempo, los auditores no están allí todo el tiempo – pero las organizaciones de la sociedad civil sí, y podrían tener más información y ver el deterioro o el progreso que se estén produciendo.

Conviene empezar a pensar en ellas como socios, trabajar juntos, y preguntarnos: “¿Cómo pueden las organizaciones de la sociedad civil formar parte del sistema de vigilancia?” Así es como lo vemos, lo que hemos aprendido de nuestra experiencia en Tailandia: estamos intentando definir un concepto para retos similares en otras áreas de alto riesgo. Nos preguntamos: “¿Podemos encontrar actores locales que hagan vigilancia continua?”

CIEDH: ¿Qué áreas de alto riesgo destacaría ahora mismo?

Lea: Tenemos listas de países de alto riesgo, pero estamos creando también perfiles/indicadores de riesgo más específicos. La mayor afluencia de migrantes parece indicar mayor riesgo: así que ahora mismo diría que Turquía, Tailandia. Además, cuando el margen de acción de la sociedad civil se reduce, aumenta el riesgo.

CIEDH: A nivel más general y más político, ¿está yendo el mundo hacia una menor globalización y mayor nacionalismo? ¿Qué supondrá para las empresas?

Lea: Personalmente procuro mantenerme al margen de lo político, pero desde mi punto de vista da igual que lo llamemos globalización o desglobalización: la gente se está moviendo y se moverá de toda formas, por los problemas climáticos y otras cuestiones; hay movimiento, la gente se mueve, y estas son cuestiones de derechos humanos. En Europa tenemos cada vez más migrantes. Tenemos que considerar su situación y tenemos que definir los riesgos en términos de derechos humanos en los países europeos también. Creo que hay un lugar para quienes intentan mantener los derechos humanos en la agenda en el mundo empresarial, porque queremos mantener la confianza, y el interés empresarial va siempre ligado a la confianza.